LLEGADA DEL OTOÑO
Llega el otoño, se nos va el verano, este año excesivamente
largo, algo esta pasando?. Llega la lluvia, se nos va el calor, este año
excesivamente caluroso, algo esta pasando?.
Llegan los colores, se va el monocromatismo del pajizo verano, algo esta
pasando?
Con el cámbio de solsticio, la naturaleza da un giro de 180
grados, dejamos las altas temperaturas
que obligan a hacer vida crepuscular y entramos en una estación en la
que se van acortando los días, todavía sin grandes bajadas del termómetro pero
que permiten alargar la estancia de la fauna fuera de las madrigueras.
El final del verano, para los que nos gusta disfrutar del
campo, en el más amplio sentido de la palabra, nos lo suele anunciar uno de los
frutos típicos de esta época, la zarzamora (Rubus
fruticosus), el fruto de las zarzas
ha pasado durante el verano por varios estadios marcados por su cámbio de
color, desde el verde de finales de la primavera, al rojo del verano, para
terminar con un negro intenso que indica su madurez. Este momento de maduración
lo saben muy bien los habitantes de nuestros bosques que encuentran en este
recurso un aliado para saciar su apetito, a la vez que le sirve a la planta que
los produce para diseminarse por nuevos territorios, tanto mamíferos,
herbívoros como carnívoros, y muchísimas pequeñas aves se alimentan de las
moras que una vez extraído su condimento en su estómago eliminan las pepitas
que si caen en un sitio adecuado, germinarán para formar un nuevo retoño de
esta planta pinchuda.
Lo mismo le ocurre al árbol que de alguna manera es el
emblema de nuestros bosques mediterráneos, la encina (Quercus ilex ssp), con la llegada del otoño maduran sus frutos, las
bellotas, que hacen las delicias de los herbívoros que están esperando esta
época del año para acumular las grasas suficientes para pasar el invierno. Es
la caída de la bellota la que nos
anuncia la llegada a nuestros campos de un ave europea que solo nos visita
durante el otoño, repone fuerzas y pasa el invierno, para que antes de que
empiece la primavera migra al norte de Europa donde encuentra los lugares
idóneos para la cría, nos estamos refiriendo a la grulla común (Grus grus), ave del tamaño de una
cigüeña o quizás un poco más grande, que con su trompeteo surcando nuestros
cielos en típica formación en “V” en bando de hasta miles de ejemplares de
adultos y los jóvenes del año, de norte a sur, anuncia la llegada de las
nieblas mañaneras en el encinar.
Y como no podía ser de otra manera, lo mismo que nosotros
procedemos a realizar en estas fechas el cambio de ropa de armario, los
mamíferos ibéricos, se preparan para las bajas temperaturas que empiezan a
sufrir a partir de ahora haciendo
igualmente su cambio de pelaje, pasan de poseer un pelo lacio a desarrollar un
abigarrado pelo en dos capas que por regla general les impide no solo no pasar
frío, sino que además hace las funciones de impermeable ante la llegada de las
lluvias otoñales.
Os invito a todos a que salgáis a daros una vuelta por
nuestras sierras, por nuestros bosques, para disfrutar de lo que se puede
observar, a que aprendáis a interpretar lo que os encontráis, y así podréis
compartir y transmitir vuestra experiencia con la ilusión de haberla
vivido.
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